La lactancia como opción, no como obligación.

LA LACTANCIA MATERNA COMO OPCIÓN, NO COMO OBLIGACIÓN. ¿Has dado recientemente a luz y te estás planteando si dar o no el pecho? O ¿Te encantaría dar el pecho pero no hay manera? Si quieres darlo y lo estás consiguiendo, es estupendo, sigue con ello, es una experiencia preciosa y tu bebé estará muy bien alimentado. Pero…¿ Qué pasa si no quieres o no puedes? En los últimos meses, he tenido varios casos en la consulta de madres primerizas que vienen con un alto grado de ansiedad, generado por no poder dar el pecho a sus bebés. Hay una tendencia radical en ciertos profesionales a la lactancia materna que hacen a muchas mujeres obsesionarse con ello, de tal manera que si no pueden, sienten una gran culpabilidad por sentir que no son buenas madres. Creo que las madres, sobre todo las primerizas, ya tienen suficiente con su cambio hormonal, con el miedo a si el recién nacido dejará de respirar mientras los padres están dormidos, el no saber si el bebé llora por algo grave, si se ha quedado con hambre, si es mejor cogerlo de una forma u otra… esto sumado a tener la casa patas arriba, a no dormir, a tener visitas que a veces no saben cómo hacer para que se marchen, a no tener ni un minuto ni para ducharse, a empezar a tener discusiones en pareja por temas de crianza, y lo peor de todo…¡¡¡madres y suegras que dan consejos sinfín!!! De verdad, la situación ya es bastante compleja como para exigirse algo que a veces no depende de una misma. Es cierto que la leche materna contiene propiedades que no son comparables a la leche de fórmula, pero hay muchas madres que no amamantan a sus hijos y no por ello han tenido más enfermedades. El contacto entre la mamá y el bebé es importantísimo para que el niño genere un apego seguro, de ahí que siempre se haya recomendado también dar el pecho. El bebé va aprendiendo con este contacto a sentirse seguro en el mundo a través de su mamá, siente que está protegido y esto irá conformando su forma de relacionarse con los demás a lo largo de toda su vida, y por lo tanto, su personalidad. Pero ¡ojo! Esta seguridad sólo se proporciona si la madre disfruta de ese momento, si lo está viviendo como algo horrible y doloroso, o como frustrante porque no consigue producir la suficiente leche…. Entonces lo que le estamos transmitiendo es angustia y rechazo, es una pena que esto es lo que tenga que sentir un niño en sus primeros meses de vida…que por supuesto también tiene sus consecuencias… Entonces, madres, por favor, ¡¡no os exijáis tanto!! Si tenéis la suerte de que producís suficiente leche y alimenta a vuestros hijos, genial. Pero si no es así, no os martiricéis, lo fundamental es querer a vuestros hijos, transmitirles cariño, alegría y serenidad, y sobre todo, que vosotras disfrutéis muchísimo de esta nueva etapa. ¡Qué pena convertir algo tan maravilloso en frustración!

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